Infartante es poco. Pero salimos campeones y eso no va a cambiar ni mañana cuando suba el dólar ni pasado cuando te salga un granito en la nariz. Eso que pasó ayer terminó con el penal de Montiel y escribió algo en la historia que ya es nuestro. Para siempre. ¡Argentina es Campeón una vez mas!
¿Hace falta que les cuente lo que pasó en el partido? ¡Si lo vio todo el mundo! Solamente puedo decir que cuando uno mira fútbol, es muy común que uno le hable a la tele a los gritos: Pasala! ¿Qué hacés, animal!? ¡No, boludo!. Pero ayer, Argentina jugó tan bien que sólo sonreía y decía "Bien! Bien!, Así!". Le decía a mi mujer "estos tipos están haciendo todo bien! todo bien!". Pocas veces me tocó ver un partido en el que mi equipo hace todo como debe ser. Era un placer que te lo podés imaginar en un partido amistoso, pero en una final, era una caricia divina!
Y los franceses sacando a dos de sus figuras (Dembelé y Giraud) al toque de la cancha me daban la confirmación de que para ellos la cosa ya era desesperada. Que veían que se les escapaba. Y no les voy a mentir: yo ya estaba pensando en los festejos. Íbamos 2 a 0 jugando perfecto, habiendo metido un golazo de antología por el genio de Di María (¡sigo imaginando qué habría pasado de haber podido jugar la final de 2014!), parecía todo en nuestras manos. Estábamos poniendo al desnudo los pocos recursos de Francia, que si bien llegó bien merecido a la final, no mostraban estar a nuestra altura.
Y vino el minuto fatal. Ya lo viviste. Dos jugadas de mierda hicieron en 70 minutos y metieron 2 goles. No te podés descuidar un minuto. Y a sufrir. Pero bueno, seguíamos siendo mejores y lo demostramos con otro golazo de Messi en el suplementario.
Yo el mundial del 86 lo vi en una tele de blanco y negro. Para ese entonces todos tenían ya de color pero yo todavía no. Y este mundial, que todos lo vieron en 4K, yo lo ví como en una calidad de mierda para no tener que escuchar a los relatores israelíes que no entienden nada, y recibir un poco de empatía de TyC Sports. Y se veía tan mal que no entendí si la pelota del 3er gol entró o no!
Y cuando ya me dije "ok, ya les regalamos la cuota de drama que les gusta a todos..." llega ese penal impensado. Y dije, "ok, Dibu lo saca para darme aún mas drama". Pero no. Y a los penales. Yo no quería penales porque en los números, cuando lo lean mis nietos, van a pensar que estuvo parejo, ¡pero no lo estuvo! Los pasamos por encima igual que a Alemania en 1986. Fuimos una selección que merecía con creces ganar el mundial. Siempre hay selecciones que llegan lejos de pedo, pero el campeón, desde que tengo memoria, siempre es la selección que mejor jugó y que se lo merecía. Y este mundial no podía quedar en manos de Francia. Y sin embargo confieso que por momentos barajé esa posibilidad en la cabeza para que el golpe no fuese tan grande en caso de ocurrir.
Pero Dios, D10s, o el Dibu mismo quisieron que no. Esa pata en el minuto final que me envejeció 5 años o esos dos penales (el que sacó y el que se fue afuera), quisieron que otra vez, los buenos de verdad ganen. Y por toda esa gente, yo quería que ganemos. Por mis hijos también. Para que sepan lo que es sentirlo desde adentro, en el corazón. Para heredarles esa locura que mi viejo me pasó en el 78 cuando me llevó a ver a Argentina al Mundial y yo gritaba con él, acompañando sin entender nada. Después, en el 86, ya había entendido por qué había que gritar. Porque así nos sale. Así lo vivimos.
Scaloni, tan humilde que casi no parece argentino. Me encanta que no se suba nunca al caballo. Lo entiendo. Porque el caballo está ahí, lo ven todos, y no hace falta que lo señale. Lo admiro mucho por poder manejar eso de esa manera tan grossa.
Y Messi. Voy a decir lo que tengo que decir: el que lee este blog sabe que lo llamé de mil maneras y que no lo quise nunca. Eso no se borró. Como dije antes: no se puede cambiar la historia pasada. Pero ahora él fue el que cambió. Este mundial hizo lo que le pedíamos durante 4 mundiales anteriores. Despertó la necesidad y urgencia dentro suyo. Hasta fundió en oro la frase "qué mirá' bobo, andá pa' llá" para darnos el lujo de ser el argentino que nos gusta a todos. Nos dio todos los gustos. Hizo lo que nunca: apareció en los partidos difíciles. Hizo goles en la fase de knock out (y los hizo en todos los partidos (creo))!! Fue un lujo verlo frotar la lámpara igual que como lo hacía Diego (ver Arg-Brasil 1990). No tengo que pedirle perdón porque lo hecho, hecho está. Pero si le voy a decir GRACIAS CAPITAN! Del tamaño de font que más grande se pueda. Porque lo que nos regaló en este mundial es enorme, infinito. Y fue el capitán de semejante hazaña. Yendo de menos a más, y coronando con buen fútbol.
Prometí raparme si salíamos campeones. Y me rapé. Con gusto. Lo disfruto. Y como argentino en el exterior, siento que tenía la responsabilidad de salir campeón (sí, yo). Porque rodeado de gente que ni participa siquiera en el mundial, estaban todos esperando verme rapado, había expectativa, desfilaban por mi oficina deseando suerte. Y yo, calladito con perfil bajo sin decir nada y gritando anulo mufa cada 30 segundos (es más, todavía, por reflejo, me sale uno cada tanto y ya salimos campeones!). Cábalas a full, como me enseñó mi viejo, y listo... ahora a disfrutarlo. ¿Cuánto? ¡Toda la vida! Porque esto es para siempre.
Gracias, Generación '22. Nace una nueva leyenda.